martes, 22 de mayo de 2012

EL POEMA


El camino y el árbol,

La acequia y el agua,

Los últimos pájaros

Volando en bandadas.


El viento y las hojas

Jugando encantadas

Y algunas estrellas

Hermosas y pálidas.


¡Y yo qué solito

Rumiando palabras!

Los niños que juegan

Tras de mi ventana

 Y el camino largo

Corriendo distancias.


La noche que viene

Buscando mañanas

Serenas las horas

De dulces nostalgias.


¡Y yo qué solito

Rumiando palabras!


La mesa dispuesta:

El vino y la hogaza,

La fuente sabrosa

Y el agua en la jarra.

La ocasión invita

con sutil bonanza

Y una luz amena

Alumbra las almas.


¡Poema te dejo,

Seguimos mañana!


 Jorge Castañeda

Valcheta


COMENTARIO DEL POEMA
 
En estos versos sencillos y totalmente cálidos, el autor realiza una enumeración de elementos simples del quehacer cotidiano (la mesa dispuesta, el vino y la hogaza, el agua en la jarra) unidos a elementos del paisaje que lo circundan (el árbol, el camino, las acequias, los pájaros, las estrellas) en contrapunto con la soledad del poeta que los observa y los incorpora a su alma la cual siempre aparece mencionada como “rumiadora de palabras”.
En este poema intimista y totalmente respetuoso de la vida cotidiana, nos presente, una vez más su visión simple y valorativa de la ida porque “siempre una luz amena, alumbra a las almas”.
En notable, por lo que destaco, de que modo, esa referencia por las cosas sencillas le otorgan comunicabilidad a su poesía, que nunca recurre a juegos artificiosos, superfluos o vanos, lo cual ya es de por sí, algo encomiable.

Profesora

Cristina Montero

Rosario – Santa Fe

viernes, 23 de marzo de 2012

"Sin güelta"

 No hay fuerza pa’ contener al progreso que atropella,
pa’ abrir una nueva güelta sobre la hueya de ayer.
El hombre sigue a mi ver un camino equivocao,
el invento lo ha arruinao, pues la máquina ande quiera
deja mucha gente afuera del puesto que hubo ocupao.

Aura la humilde gauchita que fué siempre linda y pura,
muestra al usar la pintura su afán de ser más bonita.
No sabe la pobrecita que así mata su frescor,
que no aumenta su valor el color artificial,
y que por ser natural es más perfecta una flor.

La música que dejaron los maestros que ya se fueron,
cuando los nuevos quisieron arreglarla, la estropearon.
Y tanto la disfrazaron, que un gato es una ranchera,
un tango, una chacarera, se hace un vals del pericón,
y hasta en el rancho ‘e terrón bailan música extranjera.

Más de un criollo aura es linyera, y trepando a los vagones
recorre las poblaciones de un modo que desespera.
Pide en forma lastimera las sobras para comer,
y no quiere comprender que pa’ él eso es ofenza,
que "lo último es la vergüenza que el hombre debe perder”

Sepa el que quiera escuchar la verdad que el verso encierra:
nuestra patria tiene tierra de sobra pa’ trabajar,
que el que busque puede hallar un rincón pa’ hacer su nido;
antes de andar afligido no olvide que el buen varón
sin rumbo, sin dirección, cae muerto antes que vencido.

Ya que el pobre en la ciudad vive como encandilao
por la miseria maniao, sin plata ni voluntad,
haga su felicidad en el lejano rincón,
ande no hay tanta ambición que a las bondades rebaja,
y ande gana el que trabaja tranquilidad y mantención.
Letra: Evaristo Barrios