lunes, 22 de agosto de 2011

HUBO PAGO EN EL OBRAJE



Corre el año treinta y nueve en un obraje del Chaco…
Enero lo aviva a sol como apurando un churrasco…
Y allá en el medio del monte, entre crujidos y hachazos
La gente… distingue un ruido que no es común en el pago…
Es el ruido de un motor que está llegando a los saltos
Porque viene en la picada queriendo domar las huellas
Que le dejaron los carros,
El hachero que escuchó dejó amagau un achazo
Y gritando de alegría se fue corriendo a los saltos
Porque ese ruido no es otro que el ruido claro del auto
En el que llega el patrón con la plata del salario…
Por eso corren contentos, por eso van a esperarlo
Todos quieren ser primeros en saber la hora del pago…
Pa dirse a labar al rancho mientras tejen ilusiones
Y hacen planes pa gastarlo…
Yo via comprar ropa nueva… no… yo… provista para rato
Yo via ver si llego al pueblo, porque no fui en todo el año…
Y otros… entre truco y vino… seguro han de liquidarlo…
Y así ente la algarabía de prepararse pal pago…
La gente olvida… que Dios les dió a todos su destino…
Que es un camino marcau… y que si alguno lo deja
Se mete hasta las orejas en el charco del diablo
Pero en eso nadie piensa…
Y ya en el medio de la tarde, las guainas… barren el patio
Cuelgan unos faroles… y acomodan los asientos…
Pa que sirvan pa la fiesta…

Ya abrió la administración
Gritó… un hachero a la gente
Y asomó un señor de lentes…
Que le llaman contador
Se escuda en un mostrador
Que encaja contra una puerta…
Y allí pide las libretas
Pa hacer la liquidación…
-        Haber… Ramiro González….
-        Presente…, dijo un paisano, que refregando las manos se acercó hasta el mostrador
-        Esto es lo que te sobró…, son treinta y tres son noventa…
Poné el dedo en el recibo…, aquí tenés la libreta…
Y si es que querés chupar…, pagá tu vino al contau,
Porque ya saben ustedes que pal chupe no hay cuenta…
-        Ajá…, le dijo González…, traiga nomás esa caña ya que plata es lo que suebra….
Y se fue a esperar la fiesta prendido de la botella…
Y así siguieron pasando, los hacheros en cadena…
Cada pena un eslabón, cada eslabón una pena….
Porque todos se llevaron para el baile la botella…
Hasta que legó la noche en aquel rancho de fiesta
Fiesta pobre del hachero que no sabe.., ni una letra
Y que montau en sus sueños quiere escapar rienda suelta…
Por los caminos del vino, hacia una vida más buena…
Pero el vino es traicionero…, y lo aparta de la gûeya
Él…, lo empuja desde adentro para que siga la fiesta
Él lo invita a que demuestre, que es más macho que cualquiera…,
Porque el vino manda fácil cuando el hombre es sin escuela…,
Y así…, comienza la cosa…, tal vez por una soncera….
Los ánimos se caldean…, y después de un empujón ya esta lista la pelea…
Benítez..., quiso sacar a la novia de Cabrera, y el otro cuando lo vió…
Copó la banca en la fiesta…,
-        No chupe si es que no aguanta…, y con migo no se meta…
No sea cosa de que lo planche de un cachetazo en la jeta…
Y ese fue todo el motivo que originó la tragedia…
Benítez… sacó el cuchillo… también lo sacó Cabrera…
Y al pobre viejo Don Castro, cuando vino a separar
Benítez le erró un puntazo..., que de darle.., lo bandea..,
Se hicieron unos amagues,
como buscando flaquezas, se gatiaron como fieras…
Benítez tantió el destino dejando la guardia abierta…
Y el otro… que no era manco, lo convirtió en osamenta…
Ahí llegaron los gritos, lamentaciones y quejas
El patrón… vino corriendo se agarraba la cabeza
Y le hechó mil maldiciones a los que hicieron la fiesta…
El contador de los lentes que llegaba en camiseta…
Dijo en voz alta sin reparo a que lo oyeran…
-        Cuando no… estos negros tapes no van a andar en peleas
Tienen plata y ya se chupan, más vale que ni nacieran…
-        No mi amigo…, no  se pase…(dijo el patrón en un tono como a callarlo sin seña),
-        nosotros trajimos plata y vendimos ese vino que fue el que tomó Benítez, y hecho sangre ahora chorrea….
Pero de todas las culpas…, la mayor… es la ignorancia de esta gente sin escuela,
Que se divierte a su modo, ya que chupar… es su fiesta
Fue porque nadie les dijo..., que en el pueblo hay una escuela…
Donde hay un director y también una maestra
Que ya hubieran evitau hace rato esa pelea…
Con esos dones de padre que brotan de la paciencia…
Pero ya no pudo hablar, se hizo duro a su manera
Y se corrió pal’oscuro…, disimulando su pena…
Y en medio de aquel patio, como una muestra inservible de ese tipo de coraje
Se fue apagando Benítez tendido en un viejo catre…
Un hacha… quedó sin dueño…, un hijo…, quedó sin padre…
Y un perro pensó pa dentro, si estaré solo en el rancho ya no hará falta que ladre…
Ahí quedaba ese hachero.., personaje de una historia, escrita en su propia sangre…
Para carne de las lenguas de las viejas del paraje
Y … para que al llegar al pueblo… en un cajón sin lustrarse…
la gente diga tristona… hubo pago en el obraje….

Letra: Luis Landriscina

jueves, 4 de agosto de 2011

QUE TENDRAS PAGO

Chiflando una tonada en las totoras
y peinando el sauzal, retoza el viento
rempujando las crespas marejadas
que entre esquilas de espumas van muriendo.

Como pa' hacer brillantes nanducera
sestán las tres Marías en el cielo.
Se ha fundido una estrella y cae su chorro
como lágrima en arco entre el estero.

No pica; con plomada o sin plomada,
de espinel o pateja, da los mismo.
Van hablando en temblor las correntadas
y se duerme la lina entre los dedos.

Hay plata en el zanjón, en las escamas,
en la ristra brillosa 'e los anzuelos,
en el cuchillo de cortar camadas,
y en esa "bola de uno" del lucero
que se ha ceñido al corazón arisco
pa' que levante luces en el pecho.

¿Qué tendrás pago, que te quiero tanto
con tus chajás, tus brujas y tus esteros,
con los vellones de tus garzas blancas,
con el pico plateao de tus boyeros,
con tus garcitas moras que se visten
en tus jacarandases y tus cielos,
con tus torcazas llenas de ceniza,
con Juan Soldao, el de la brasa al pecho;

¿qué tendrán tus calandrias que me llaman,
tus chororoses y tu tordo islero,
y tus viuditas tristes y esa chispa
que dio el fogón pa' la brasita 'e fuego,

y qué tendrás, que entre mis noches pasa
siempre un arisco cardenal ardiendo!
¡Esos son tus gualichos en mi amargo,
esa es la brujería que me has hecho,
ese es el espinel que le has tendido
pa' prender en sus ganchos al Mielero!
Soy de tus islas un timbó cualquiera,
y en tus zanjones, curupí a los vientos;
sauce embrujado de cualquier barranca,
y un llanto colorado entre tus ceibos,
y soy, por una herencia de la suerte,
con mi lanza en la voz, sanjavielero.
 
¡Muchas gracias, patrona doña vida,
que me has hecho zorzal. Estoy contento!

Letra: Julio Migno