Con un clavel colorao
Más grande que un corazón
Llegó el paisano Ramón
A un baile que jue invitao
Salvaje gritó un malvao
Con quien Ramón ni se hablara
Y para colmo lanzara
Una carcajada hiriente
Que al oir eso la gente
Como un chiste festejara
Quedó Ramón tan cortao
Sin saber a que atinar
Al sentirse provocar
Apenita habrá dentrao
¡Claro que soy colorao!
Aquí dentro y ande quiera
Y ahora paisano quisiera
Si aguanta el que me provoca
Que me repita esa boca
Lo de salvaje ahí ajuera.
Se hizo un silencio profundo
Después de la carcajadas
Se cruzaron las miradas
La tragedia presintiendo
Tras Ramón salió corriendo
El gaucho provocador
Dicen que era peleador
Un artista pa’ el cuchillo
En cambio Ramón sencillo
Buen mozo y trabajador
Todos al verlo salir
Dijeron casi a una voz
¡Pobre Ramón! ¡Santo Dios!
¡En que mano va a morir!
El temor se hizo sentir
En toda su intensidad
porque Ramón en verdad
Era la misma modestia
En cambio Juan una bestia
Salvaje hasta la crueldad
Listo ya los corazones
Sin buscarse se encontraron
Ya las bocas se apagaron
Pero hablaron los facones
Lanzan tajos a montones
Puñaladas a granel
Ramón se muestra más cruel
Pues resulta el más valiente
Y se abalanza nuevamente
Dispuesto acabar con él
El duelo se torna cruel
Terrible y desconsertante
Tanto que ni el mismo Dante
Pintaría un infierno igual
Pero lo más fantasmal
De aquella lucha de liones
Es que parecía visiones
Al largarse puñaladas
Por las chispas que largaban
El chocar de los facones
La noche estaba clarita
Como mandadita a hacer
Que clara se podia ver
Aquella lucha inaudita,
Juan le tira,ramón quita
Más ramón vuelve a tirar,
Diciendo vas a pagar
Con sangre tus carcajadas
Y se lanzan puñaladas,
Con las ansias de matar
La lucha es bien parecida
Pero de pronto se nota
Que a Juan la sangre le brota
A torrente de una herida
Tiene la frente partida
De un hachazo colozal
Mas sigue peleando igual
Como un tigre enfurecido
Para después caer vencido
De otro puntazo mortal
Alza Ramón nuevamente
Su brazo de triunfador
Pero un grito aterrador
Lo detiene de repente
¡Basta! le grita la gente
Y Ramón tira el facón
Se inclina de corazón
Pa’estrecharlo entre sus brazos
Pero se oyen dos balazos
Que parten de la reunión
Su cuerpo se estremeció
Junto con los estampidos
Y entre profundos quejidos
Dio dos pasos y cayó
¡Cobardes!¡Maulas! gritó
Por qué no tiran de frente
Y se paró nuevamente
Con valor extraordinario
Pa’caer sobre el contrario
Y morir como un valiente
Nunca se pudo saber
Quién jue el que mató a Ramón
Jue tanta la conjución
Que nadie pudo entender
Se hablaba de una mujer
A quien Ramón despreció
Y ante una virgen juró
Matarlo ella misma un día
Todo eso se decía
Pero no se comprobó.
Evaristo Barrios, año 1926/1928.
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