Trajo el patrón, pa la estancia, un toro fino, importao
y creo que lo había comprao por Inglaterra o por Francia
Un animal de prestancia con más cuidao que una alaja
y pa sacarle ventaja mejorando los planteles
dormía el toro en "Los jagüeles" en cama de buena paja.
Yo pa ese entonces, me acuerdo, redomoniaba un picazo
que era más pronto que hachazo pegao con el brazo izquierdo
Y como nunca fui lerdo pa enseñar un animal
como un hombre liberal pero con mala intención
saqué al toro del galpón pa soltarlo en un corral.
Monté y después, despacito, como escondiendo una treta
al toro, por la paleta, le pegué un empujoncito
Escuchó el picazo un grito con mi acento varonil
y sarandeando el cuadril se dió el toro a disparar
y ahí se lo entré a "descolgar" a dos velas y un candil.
Como el pingo tenía rollo le iba gritando certero
¡acomodate extranjero que te está golpiando un criollo!
De entre las patas, un pollo, salió con vida arañando
todo asustao, cacariando, pasando alguna penuria
cuando yo en toda la furia traiba al toro recostando.
Después, para qué les cuento, se apareció el mayordomo
malísimo, hinchando el lomo, hasta quedar sin aliento
Me parece que lo siento gritar desde la tranquera
más colorao que una hoguera estaba loco de atar
y ya lo mandé a pasear con una frase muy fiera
Cuando lo supo el patrón enseguida me pagaron
y como a un perro me echaron sin darme una explicación
Pero si esa tentación me costó una sacudida
aunque pierda otra partida no hay cuidao que retroceda
y seguiré mientras pueda haciendome el gusto en vida
Letra: Pedro Risso
Letra: Pedro Risso
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